miércoles, 22 de abril de 2009

Capitulo IV: Contacto

-Hola, soy Alfred Numan, bienvenido a Ibiza. Le dijo el joven




-Hola, mi nombre es...




-John, seguramente.




-¿Cómo lo supiste?




-Hace 200 años que John es el nombre mas común en este planeta.




-Soy John Gidsky, vengo de américa central.




-Quizá sea mi imaginación John, pero siento que te conozco de toda la vida, ¿no nos habíamos visto antes?




-No es probable, toda mi vida he estado en américa central, he vivido prácticamente en las 5 principales ciudades de la región.









John no podía pensar, estaba perdido en esa figura espigada, no muy delgada, no muy robusta, en esos hombros rectos y la pequeña cintura que la ropa de Alfred resaltaba. Al tocar sus manos sintió una suavidad que lo dejaba completamente atónito, tanto así que no se había dado cuenta que aún sostenía su mano.









- ¿Me devuelves mi mano? - Dijo Alfred




- Eh, sí claro, disculpa.




- Ven, te invito una copa.









Se dirigieron a un bar cerca del mercado de Ibiza. Al ser una ciudad vacacional, los bares y centros de entretenimiento eran bastos y se encontraban por toda la ciudad. Caminaron unos metros sin decir absolutamente nada. Una persona como John jamás estaría haciendo esto con un desconocido, pero se encontraba completamente lleno de una inexplicable exitación.








-Hemos llegado, sentémonos de aquél lado. ¿A qué te dedicas, eres regular o servicial?




-Servicial, soy maestro en la Universidad




-Déjame adivinar de qué. Tu mirada parece profunda, incierta, de esas miradas que están buscando respuestas en todo lo que observan. Seguramente eres maestro de Historia




-Así es, estoy realmente impresionado.




-No John, el impresionado soy yo. No entiendo cómo alguien con esa mirada tan profunda y tan bella busca respuestas en lo que ve. Lo que deberías de buscar es preguntas John.




-¿Preguntas?




-Ja ja ja, es un buen comienzo.








John estaba sudando de las manos, se encontraba completamente anonadado con Alfred, ninguna persona que aparentaba esa edad en la época, hablaba con tanta certeza y madurez.








-Las preguntas y las respuestas son buenas herramientas para la búsqueda de la verdad, pero es muy triste darse cuenta de que tal cosa no existe John. La verdad es sólo un espejo relativo de opiniones e ideas que en este contexto de tiempo y lugar, creemos como correctas. Cambia el enfoque, ve de la verdad al conocimiento que es muy diferente.




-No te entiendo, ¿Qué quieres decir?




-¿Qué haces aquí John? estas tomando unas vacaciones de la rutina emprendida por un sistema del que eres parte.




-Pues por una parte si, pero... el sistema del que hablas es el mejor de todos los sistemas anteriores.




-Eso te lo dice el mismo sistema. Esa es la verdad menos válida, la verdad disfrazada de mentira es la que normalmente todos quieren creer. Es una verdad fácil.




-Pero hay pruebas. A principios del milenio éramos una sociedad consumista, avariciosa y altamente dañina para su entorno y sobre todo para sí misma. Humanos explotando humanos, riqueza acomulada, poder corrompiendo poder. Fuimos sembradores de muerte y destrucción. La revolución nos llevó a esta civilización que es mejor que todas las anteriores, pues al menos es un mejor intento.




-John, algún día vas a entender que la revolución social no existe y que siempre terminamos en lo mismo, un eterno y asesino retorno. La única revolución verdadera es la revolución del yo.




-¿A qué te refieres?




-Ja ja ja, a nada John, creo que es una plática muy compleja para que dos personas empiecen a conocerse, dime mejor ¿En qué ciudad creciste? ¿Qué cosas te gustan?












John NUNCA había tenido este tipo de conversaciones con alguien. Menos con alguien tan joven como Alfred. Al abordar el análisis profundo de cualquier situación con alguién, siempre se llegaba a la misma conclusión: "Hoy es mejor que antes" y el cuestionamiento al sistema político y social actual era casi nulo. Como en toda la historia, existían corrientes de pensamiento alternas al sistema al mando, pero siempre eran contenidas y a la larga, completamente inútil su intento. La gente estaba tan casada con el sistema actual y la idea de ser la cumbre de la civilización humana que las ideas contra el sistema estaban casi erradicadas.






Comenzaron a platicar de quien eran, y sus preferencias personales. Alfred era un joven que había nacido en la región de américa del norte y hacía servicio como asistente hotelero de uno de los mas de 70 mega hoteles de Ibiza como administrador del área de alimentos. Su trabajo consisitía en el mantenimiento y cambio de los menús en los restaurantes del hotel, así como revisar que las máquinas encargadas del proceso de preparación de alimentos estuvieran en buen estado. Era responsable de la cantidad y calidad de la comida en el restaurante del hotel, así que hablaron por mas de 2 horas sobre la infinidad de alimentos y bebidas características de las regiones mundiales. Alfred era un erudito.




Es importante mencionar que a la gente no se le permitía vivír en las ciudades vacacionales, a menos que tuvieran que hacer un servicio como el de Alfred. Generalmente el servicio del sector turístico era pesado, los que lo hacían no podían tener una vida normal debido al cambio constante de vacacionistas y por tanto su círculo social era incierto y por las pocas personas que se necesitaban para el servicio, la gente que vivía en la ciudad era muy poca. Esto provocaba que la demanda de vivienda y por consiguiente de servicio para ciudades vacacionales, fuera muy limitada y el estado casi tenía que conseguir por invitación a las personas como Alfred. Los puestos mas importantes siempre eran cubiertos por "asesores de tecnologías" que mantenían a las máquinas y robots al punto de las vacaciones soñadas. El trabajo de ignición, cuando uno estaba vacacionando podía ser interrumpido. La gente que acostumbraba sexuarse en estas fabricas no le importaba que fuesen vacaciones para poderse seguir sexuando y con la emoción de gente nueva de todo el planeta, la emoción era casi irresistible.




John tenía una incertidumbre sobre la edad de Alfred, por su apariencia de un joven de 22 años en tiempos antiguos debería tener a lo mucho 18 años en la actualidad, y su forma de hablar era de un hombre de 30 o 40, incluso más años. Alfred le dijo a John que sufría de una anormalidad en su físico, el cual lo hacía lucir mas joven de lo que en realidad es y decía tener 16 años para no llamar mucho la atención, pero que en realidad tenía 23 años.




No hay coincidencias.




-John ¿ya fuiste a ignición hoy? ¿quieres ir conmigo?. Le dijo alfred dandole a entender en otra forma que quería tener sexo con John. Pero John de repente, volvió a sentir esa náusea, ese miedo que se alojaba en lo mas profundo de sus entrañas.


-Hoy prefiero no hacerlo Alfred, pero en el transcurso de la semana me encantaría.


-Eres un hombre extraño John, te he confiado el secreto de mi edad a escasas horas de haberte conocido, y espero que al término de la semana nuestros secretos sean expuestos. Me agradó mucho conversar contigo


-A mi también Alfred, ¿qué harás mañana?


-Tengo compromisos en mi servicio los próximos 3 días, pero podemos vernos el Jueves si así lo quieres


-Será el Jueves entonces


-Te veo el Jueves, dame el número de tu hotel y tu habitación para pasar por ti.


-Es el número 33, en la habitación 122.

-Nos vemos el jueves John. Fue un placer estar contigo.

-Igualmente Alfred


John llegó a su hotel, se sentía cansado y se acostó a ver la programación televisiva del ordenador de su cuarto que transmitía un programa de variedad. El entretenimiento en este tiempo tambien era considerado un servicio, pero su función primaria era y ha sido la misma a través de la historia.... No pensar. Sin embargo y a pesar de los esfuerzos del programa televisivo por entretener a John, John sólo pensaba en Alfred y en el misticísmo que éste encerraba.


A penas y durmió 2 horas, se la pasó pensando en las posibilidades infinitas de Alfred, en las cosas que le preguntaría cuando lo viera, en si le diría que él también tiene una anormalidad en la edad, le hablaría de Gabriela, de su pasión por la música del siglo XVII, de su Amigo Ernesto con quien perdió la castidad en la escuela y su reprimente sexualidad. Después iría por primera vez a ignición a tener sexo con Alfred. La felicidad casi siempre empieza con una idea, que al menos en la imaginación se vuelve realidad. Podríamos decir que por primera vez en su vida, John estaba enamorado.
Los siguientes días John se la pasaba en la playa, nunca se metía al mar como los cientos de bañistas a los que gustaba de observar. John disfrutaba de la brisa en su cara, el sonido de las olas, los colores impresionantemente vivos que lograba la luz desencadenada de un sol furioso que parecía cargar de energía a toda esa masa de la que John era parte, y al fondo de todo esto, la sola imagen de Alfred automáticamente esbozaba en John una sonrisa.
El miercoles John tomó un Tour por toda la ciudad, que era una fiesta las 24 horas del día. John no era adepto a las fiestas, prefería de un buen vino y una conversación interesante. Irremediablemente John no podía mas que esperar al jueves y poder ver a Alfred otra vez. Al llegar a su hotel, la voz robótica del lector del lobby le avisaba que tenía un mensaje privado en su ordenador. "Seguro es Alfred" pensó. Subió por el elevador rápidamente para quitarse la duda, abrió su ordenador y leyó el mensaje:
John:
Lamento informarte que no podré verte mañana, tuve un problema serio en mi servicio y necesito arreglarlo lo mas pronto posible pues es mi responsabilidad, espero que antes del domingo pueda verte para al menos despedirnos.
Alfred
John no lo podía creer, había estado esperando tan ansiosamente el jueves que dos días habían sido una eternidad para él. Se sintió estúpido pues analizó la situación desde un punto de vista que solo da la frustración de no tener lo que uno quiere, y supo dentro de él que no volvería a ver a Alfred. El jueves no salió para nada del hotel.
El viernes tenía apartado el día para una pequeña excursión por el mediterráneo en barco que duraría hasta el domingo, y aún en un cierto dejo de tristeza John prefirió distraerse que hundirse mas en la frustración de la que estaba siendo presa. John tomó una actitud antisocial en el transcurso del viaje y no hablaba con nadie, a pesar de que varias mujeres hicieron el intento de entablar una conversación con John. Él siempre había sido atractivo a las mujeres y un poco hacia los hombres, si le preguntaran a John que prefería el hubiera dicho que las mujeres, sin embargo lo que le estaba pasando cuestionaba muchas cosas que el creía como ciertas.
Al regresar al puerto de Ibiza, mientras John bajaba del barco, alguien tomó su mano.
-Hola John. Supe que estarías aquí y vine a buscarte
-Alfred, ¡que sorpresa!
-Quería despedirme de ti John, sé que hoy regresas a américa central, ¿quieres ir a tomar algo?
Se dirigieron al mismo bar al que fueron el primer día en el que se conocieron, y en el camino Alfred le explicó a John el problema que tuvo en el hotel. Una de las máquinas encargadas de la distribución y corte de la carne tuvo un problema y al contactar al estado para proceder, le pidieron que si tenía la capacidad para arreglarla él, lo hiciera, ya que no habría "Asesores de tecnología" disponibles hasta la semana siguiente. Alfred lo hizo pero tardó mas de lo que esperaba.
-Sentémonos en el mismo lugar John. Recordar es vivir, no lo olvides, para que puedas vivir siempre este momento.
-Yo también tengo un problema Alfred, no tengo 22 años como te dije antes, mi edad es 27, y no se porque luzco mas joven al igual que tú.
Alfred se sorprendió mucho, tuvo una actitud desconcertante de incredulidad al escuchar a John.
-¿En serio? Yo pensé que era el único anormal.
-Pues ya somos 2
-¿Tú sabes que es el destino John?
-Era un término que se usaba antes para asociar la coincidencia con la idea de una predisposición de las cosas. Ya no se usa pues la familia y las aspiraciones profesionales han sido obsoletas. Sin embargo hoy le encuentro mucho sentido.
-Yo también John. Quiero decirte que no dejé de pensar en ti, es inexplicable. Siéndote sincero me gusta alardear con los turistas y tener noches de pasión momentáneas con ellos, tu fuiste el primero que se ha negado a estar conmigo, y sentí una conexión especial desde el primer momento que te vi John.
-Yo también.
-Ven conmigo
-No
-¿Qué?
-No puedo ir contigo Alfred, me di cuenta de que eres una idea fabulosa, pero que en sí estoy abrumado con lo que me haces sentir, no contigo. En estos tiempos el sexo está muy devaluado, pero para mi es toda una incógnita que tiene que ir descubriéndose paso a paso. También me di cuenta de una cosa, tu vivirás en mi como esa bella idea de la emoción que alguien pudo despertar en mi siempre y cuando no volvamos a vernos jamás
-¿Por qué? John, nunca había sentido esto con NADIE, y es difícil de explicar ahora pero eso es un acontecimiento que para mi es casi imposible
-Si nos volvemos a ver, y nos conocemos, esa idea se irá terminando poco a poco Alfred. Mientras la mantengamos con esperanza de lo que pudo haber pasado, siempre será intacta, y motivo de una alegría y de una paz para mi.
-No te entiendo John. Si sientes lo mismo ¿por qué renuncias a mi?
-Porque si algo he aprendido, es que la búsqueda de las cosas es lo que nos hace ser quien somos, lo que nos da la experiencia, y que cuando las obtenemos, nos olvidamos de eso que aprendimos en el proceso Alfred. Quizá para ti eso no tenga un significado, pues en este tiempo todo mundo está muy despreocupado, al parecer nadie parece tener un problema pero yo si, yo si los tengo y el tratar de resolverlos me ha enseñado mucho
Un silencio se hizo presente, de esos silencios que confirman y niegan cosas sin decir una sola palabra. Alfred miraba su copa desconcertado, y John tomó su mano.
-Te amo, y creo que jamás amaré a alguien como te amaré a ti, o a la idea de ti. Siempre te recordaré y por lo tanto te viviré en cada uno de mis días. Gracias por habernos conocido. John se paró y se dirigía hacia la puerta con un Alfred atónito que le alcanzó a decir algo antes de que John saliera.
-¡John! El único problema que tienes, es el miedo. Tienes miedo a ti mismo John, el día que lo pierdas nos volveremos a encontrar. Te lo juro.
John entró rapidamente al hotel y se dirigió a hacer sus maletas. No podía dejar de llorar, sabía que las ultimas palabras de Alfred tenían algo de certeza. En realidad John tenía miedo de que la convivencia continua con Alfred fuera a terminar con ese ideal tan perfecto de amor que John sentía emergentemente. ¿cómo era posible? ¿cómo pasó? Nada fue planeado, el creía fervientemente en que sólo podía creer en lo que conoce, en lo que analisa y piensa. Entonces ¿cómo pudo ser posible que sintiera esto, tan abrumador, tan puro, tan PASIONAL por una persona que no conocía, y con la que había hablado a penas unas horas? John quería eternizar esa idea de amor, sin arriesgarla al proceso de hacerla realidad y por sonsiguiente; La obsesividad de John de llevar una vida sin complicaciones y riesgos, fue mas fuerte, y John se odiaba por eso.
John tardó mas de 2 horas en controlar su llanto, sus emociones estaban fuera de control, su sudor se volvió espeso, y le era muy dificil controlar sus pulsos, respiraba abruptamente y comenzó a sentir una potencia dentro de sí que jamás había sentido, y fue entonces que sintió un dolor progundo y agudo en el corazón, donde estaba su chip. sabía que no podía abordar el avión en ese estado, pero no podía estar un día mas en el lugar donde conoció el amor, por lo que se arriesgó a ir al aeropuerto en esas condiciones.
Alcanzó a notar que cuando salió del hotel, ninguna celda de reconocimiento lo saludara por su nombre con esa voz robótica a la que estaba ciegamente acostumbrado. John se sentía diferente, tanto que por un momento se olvidó de sus sentimientos para concentrar toda su energía en fingir que todo estaba normal y no llamar demasiado la atención.
Al llegar al aeropuerto tuvo problemas para abordar el avión puesto que las celdas de reconocimiento de identidad, las que leían el chip, no podían leer el de John, hasta que finalmente una pudo hacerlo. Sin embargo en estos casos, se enviaba un informe de problema que inmediatamente requería de influencia humana para ser resuelto. Y aparecía la policía social
Era extraño ver ese raro uniforme en el aeropuerto, parecían ninjas orientales de tiempos antiguos y estaba estrictamente prohibido que descubrieran su identidad. De esta policía se sabía muy poco y casi nunca eran vistos en ninguna ciudad, sólo en casos en los que la parte humana de intervención del estado era inminente. Al parecer, un chip estaba fallando y era una anomalía total, incluso algunos dirían que era la primera vez que pasaba desde que el chip había sido implementado.
Llevaron a John a un cuarto donde le hicieron varias preguntas que John contestó con veracidad y en el límite de sus posibilidades, pues se sentía muy mal. Se decidió que sería trasladado al hospital de la ciudad capital de américa central, donde John vivía y que se abordaría un avión especial para trasladarlo. Era de vital importancia que la gente no se diera cuenta de la anomalía.
John abordó un pequeño aeroplano donde a penas y cabían unas 3 personas. Abordó junto con uno de los agentes de la policía social. A la mitad del camino, John estaba al borde de la muerte. Sentía una opresión tal en el pecho que pensaba que alguien o algo le estaba apretando el corazón con todas sus fuerzas. John de un momento a otro comenzó a gritar incontrolablemente a pesar de los esfuerzos del policía por tranquilizarlo.
Y ahí, el pequeño avión explotó.
¿Qué pasaría con John? Averigualo en el siguiente capítulo :-)












1 comentario:

  1. WAAAAAAAAAA!!! me siento como cuando fue el final de "lazos de amor" con Lucerito, JAJAJAJA...!!

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